Así como en la milicia, en las familias hay cierta jerarquía y figuras de respeto que han ganado su posición por antigüedad o por mérito; sin embargo, en la familia lo ideal es respetarse por amor más que por reglas o por algún tipo de imposición. Quizá es un poco drástico comparar la familia con la milicia, pero el hecho de que la idea no me parezca tan diferente, probablemente está dejando a la luz algunos rasgos de mi familia, o quizá soy muy creativa…
En mi familia la educación en moral y valores es un pilar, ser deshonrado o mentiroso es tan grave como cualquier delito que merezca prisión. Enseñar con el ejemplo es la idea con la que nos han tratado enseñar a desarrollar como parte de nuestro sentido común ser “bondadosos o buenos con el prójimo”, además de esto, comprender lo valioso que es superarse de manera académica o laboral es otro de nuestros pilares, porque luego de que nuestros antepasados la pasaron difícil migrando de las Antillas, mejorar nuestro nivel de vida se convirtió en el sueño de nuestros abuelos que todos queremos cumplir y luego de obtenerlo y vivir bonito, claramente mantenerlo se ha convertido en nuestra segunda prioridad. Les puedo decir, que esto está tan calado en nuestros huesos que 90% de mi generación más próxima de primos, tiene más de un título universitario.
Hemos comprendido que es importante tener valores, que es importante ser bueno con el prójimo y que la superación personal y laboral son necesarios para un buen nivel de vida. Para llegar a esto, con el porcentaje de éxito que le mencioné, ¿se podrían imaginar el nivel de disciplina que hay en nuestros hogares?, ¿ya ven que la comparación con la milicia no era tan descabellada?
De alguna mágica manera, nuestros padres y abuelos nos ayudaron a desear esta forma de vivir, buscando éxito, superación y siendo buenas personas. Pienso que la magia está en como atesoraron nuestra infancia y nos permitieron tener todas las felices navidades posibles, y cumpleaños celebrados a cabalidad (estamos hablando de celebraciones con logística y organización elaborada y ningún quinceaños pasado desapercibido), siempre hubo un esfuerzo en hacernos comprender que somos inteligentes y capaces y que somos amados.
Chantaje puede ser una palabra fuerte… no diría que alguna vez me dijeron que si no aprobaba todas las materias de la escuela no tendría fiesta de cumpleaños, pero cuando estábamos en proceso de organizar la fiesta de cumpleaños ver a mi mama llenar su pecho de orgullo y decir “ella es una buena niña, obediente y va de cuadro de honor en la escuela, se merece esta super fiesta”, no pudo hacerme dejar de pensar que las cosas divertidas me las merezco si cumplo con las cosas aburridas.
En defensa de mi madre, me di cuenta de que ella era arrepinchosa1 y probablemente de todas maneras hubiese organizado todas las celebraciones que hizo independientemente de mi desempeño escolar, pero definitivamente puedo decirles que mi contribución con ser “buena niña2" le daba la excusa perfecta para incendiar su creatividad y hacer las mejores fiestas de mi vida.
Ahora con esto de la educación consciente o disciplina con amor, etc. que es popular entre los padres millenials, gen X y asumo que gen Z también, tener cuidado con las palabras que escogemos para celebrar y corregir a los niños, supuestamente les va a ayudar a crecer sin trauma o ideas de que su valor solo corresponde a su éxito o de que debemos reprimir ciertas ideas, o de que no debemos decirle que NO a la familia, evitando patrones de apego ansioso o tendencia a llevar relaciones tóxicas y consideraciones propias de minusvalía.
Nosotros fuimos educados antes de que estas ideas se hicieran “virales”3 y hemos salido adelante a pesar de que quizá tengamos un poquito de esos traumas que mencioné, y aunque la negación de trauma también podría ser una de sus consecuencias, pero fuera de todo esto, de alguna, lo que mis primos y yo sí aprendimos bien fue a amar, porque nos amaron.
Eso es lo que les digo que parece que se aprende por magia, pero en realidad, la manera en la que amamos es consecuencia de múltiples conversaciones, ciertas reglas que nos parecieron en algún momento exageradas, muchas mañanas en la escuela dominical, estudios bíblicos y discusiones en casa sobre por qué no podemos comer el chocolate que está en la refri4 sin preguntar primero, nos enseñaron a amar. No les estoy diciendo que deben llevar una vida religiosa para enseñar a amar, pero sí creo que conversar y “filosofar” sobre lo que es agradable, correcto o mejor para todos tiene que ver con que aprendamos a amar.
El nivel avanzado de las clases de amor de mi familia llegaba cuando tenías edad para decidir pasar las fiestas de fin de año en casa o por fuera. No se preocupen, la decisión correcta es fácil, hay que quedarse en casa o con la familia, nos dan la opción, pero en realidad nos imponen la decisión. Exacto, un poco de manipulación no puede faltar en las familias afrolatinas, ¿qué seria de nuestra cultura sin eso?
Algunos creen que la manera de superar esta etapa es mudándose de la casa de nuestros padres, pero no, así no se supera. Al menos que te hayas mudado suficientemente lejos para complicar tu retorno a casa, en realidad la opción correcta siempre es “en familia”. La magia en esta enseñanza a amar la vemos en ese momento en que la decisión obligada deja de serlo y de convierte en nuestro deseo, y deseamos estar en familia, porque la amamos.
Igual que en la milicia, llega un momento en que la rutina impuesta con estricta disciplina al inicio de la formación militar se convierte en la mejor manera e incluso como se desea lograr los objetivos del día y se llega a amar ese estilo de vida, en la vida nos movemos a tomar esas decisiones difíciles porque sabemos que nos vamos a sentir bien y haremos sentir bien a alguien luego de cumplir con esos deseos de superación, tiempo en familia y amor.
El escenario que les estoy pintando, es de una familia en donde la tolerancia y el cariño siempre tuvo un rol importante en nuestra relación, el apoyo, la unión, el “showing up”5 para todos los eventos escolares entre otros detalles, es parte de nuestra manera default de amarnos. Pero estoy clara de que, en otras familias, hay imposiciones injustas y que llegan al irrespeto. La verdad es que eso está presente en todas, en variaciones distintas, porque no puedo decir que la “obligación de hacer lo que quiere la abuela” no es hasta cierto grado injusta, pero hay familias en donde el problema más grave es una violación total a los derechos humanos y toca alejarse. Es por eso que parte de crecer es conocer nuestros derechos y aprender a decir que no cuando las cosas se ponen muy muy mal.
Para tu familia, lo más importante es que estés bien y feliz. Decirle que no, puede ser parte de lo que necesites para lograrlo. Decirle que no a la familia, no es dejar de amarla, es amarte e incluso encontrar una manera de que funcione lo que ellos te están pidiendo, pero poniendo límites y tomando responsabilidad. Recuerda que la manera en la que se hacen las cosas tiene que con la situación socioeconómica de tu familia y si te esfuerzas para mejorarlo, podrías encontrar una solución más cómoda para ti y que todos sean felices. Si, estoy hablando de pagarle a alguien para que ponga las decoraciones navideñas o conseguir catering, un chofer entre otras opciones que no consideraron antes por dinero. El que no piensa en grande no se supera. Dejemos de pensar que no tenemos, pensemos en lo que tenemos que hacer para conseguir lo que queremos. Así es como me enseñaron a amar.
Glosario sarcástico de Jelani.
1. Arrepinchosa: adj. del sustantivo arrepinche que significa seguirle la corriente a algo asociado a desorden, diversión o innovación, aplicándose como adj., en esencia es una persona que ama la diversión y siempre le pone energía para que sea lo mas divertido posible. Origen probablemente panameño o latinoamericano.
2. Buena niña: concepto (siento que es propio, pero me di cuenta de que no soy la única, así que no lo inventé yp) de niña obediente que cumple con lo que le ordenan o sugieren fuertemente sin quejarse o levantar la voz para decir lo que realmente quisiera.
3. Se hicieran virales -hacerse viral- tendencia asociada a las nuevas tecnologías, en las que un video, una foto o una idea, se vuelve popular y llega a ser vista por millones de personas, aplicándose, en caso de ser una acción o forma de actuar pudiendo llegar a ser parte de la moda.
4. Refri: corto para refrigerador, porque como en Panamá hablamos muy rápido, hay que cortar las palabras, me parece totalmente necesario, no sé ustedes que piensan de esto.
5. Showing up: (recuerden que en Panamá hablamos Spanglish y siempre se me sale un poquito cuando escribo), es estar presente, cumplir con la promesa de asistir dándole valor a tu palabra, a tu presencia y a la vida de la persona a quien se lo prometiste.