08 Aug
08Aug

08.08.23

Estaba comentando lo mucho que me gusta bailar, y mientras expresaba mi punto decía que una de las cosas que más me gusta de bailar en pareja es que debo reconfigurarme. Soy una mujer que a lo largo de su vida ha tenido que mantener bastante energía masculina para hacer lo que le gusta hacer. No sé si es que no me enseñaron a dejarme guiar o no me permitieron se la débil. No sé exactamente que aspecto de mi crianza o crecimiento fue lo que permitió que me desarrollarla de manera que sintiera que no debo bajar la guardia y que debo tener el control y que soy la que está a cargo de todo, soy la líder, la que cuida la que da las indicaciones y la que sabe mejor. 

Esto ha repercutido en mis relaciones. He sido quien tiene iniciativa, quien tiene el factor económico quien decido que se va a hacer, quien tiene facilidad de transporte. Y todos los hombres con los que he estado han abusado de este aspecto de mi personalidad de una u otra manera. Me he puesto en esa posición más veces de las que estoy orgullosa de admitir. Es un aspecto de mi personalidad que me interesa cambiar, pero ahora que lo traigo a colación me doy cuenta de que tengo que profundizar ese pensamiento. ¿Qué tanto lo quiero cambiar? ¿No es esa mi esencia? He sido así por tanto tiempo que quizá es parte elemental de mi al punto que si dejo de ser así tendría que convertirme en otra persona. Pero… esta otra persona hipotética de la que hablo es alguien quien en realidad sí quiero ser. Quizá para sentirme mejor ante este descubrimiento de “quiero ser otra persona” debería definirla. Vamos a definirla y darnos cuenta si la idea está muy jalada de los cabellos. 

  • Quiero ser una mujer con liderazgo.
  • Quiero ser una mujer que es buen ejemplo para mujeres jóvenes.
  • Quiero ser una mujer que logra armar una carrera y vida profesional en la que ayuda y empodera a otros.
  • Quiero ser una madre maravillosa.
  • Quiero ser una esposa increíble.
  • Quiero ser una mujer que recibe mucho amor y detalles de su esposo, porque anhela cada día encontrarse con alguien a quien pueda consentir sin sentir que nunca será apreciada también.
  • Quiero ser una mujer que forme un espacio en el que sea seguro ser romántica conmigo misma y con las personas con las que convivo.
  • Quiero ser una mujer que forme un espacio en el que la salud mental y la salud física tengan tanta importancia como el ingreso económico.

Bueno, ahora pienso que esa persona que quiero ser no esta tan lejos de los que soy hoy en el sentido de que en el proceso de redactar esas aspiraciones no surgió una idea que represente un cambio radical a mis planes de hoy y que varios de esos puntos se relacionan con el empuje que debo mantener con respecto a mi vida profesional y el estilo de vida saludable que busco tener. Solo hay un aspecto que aún no logro organizar y probablemente es aquel que en efecto debo organizar menos porque se refiere a ese en el que quiero estar con alguien que cuide de mi emocional y económicamente sin tener la obligación innata de hacerlo. Pienso que en el proceso de preparación para estar con esta persona debo imaginarme que estoy bailando cada vez que la busco. ¿Por qué bailando? Es el único escenario en el que me permito guiar y bajar la guardia. Gracias a mi padre, estoy programada para ser una excelente pareja de baile. Mis sentidos se concentran en la música y sentir lo que el hombre quiere hacer. Me enfoco en escuchar con mi cuerpo, disfrutar el momento y ser sexy con mis movimientos. Para mi esa es la diversión del baile. Si no bajo la guardia en este momento en el que soy la pareja ideal, si no me dejo llevar, no voy a darme cuenta si esta persona en efecto tiene la capacidad de ser ese compañero de vida que quiero que me tenga en sus manos para yo poder consentirle. Eso que acabo de describir ahí, es mi energía femenina. La que no expongo ante cualquiera, ni en gozo ni en tristeza. Y me he dado cuenta que básicamente cuando conozca a alguien, el siguiente prospecto, debo dejarme guiar. Pero ese dejarme guiar a la vez significa que tengo ponerle pausa a esa parte de mi cerebro que quiere definir lo que quiero hacer. Lo que quiero hacer es: lo que mi pareja quiere hacer.


Tiene que haber un filtro. ¿Cómo simplemente voy a dejar que otra persona me diga lo que quiero hacer después de que trabajé tanto en ser lo que soy? ¿Será esta la lista de “cosas que quieres en tu pareja” de la que tanto hablan? O sea, yo pensaba que eran cosas como: empleo, buen corazón, que ame a Dios, quiera un hogar. Ahora que lo he escrito no suena tan mal dejarse guiar por alguien así. Propongo algo: esta persona hipotética en la que me quiero transformar va a tener que ser otro yo. O sea como un alter ego porque o sea, ya yo soy yo la mandona, no creo que pueda dejar de ser yo así nada más. Pienso que es posible esta transformación. 

Ya yo tengo un alter ego, es ese que se me mente cuando hago bailes coreografiados o modelaje. Ahora necesito crear a este alter Mia versión soft. Ya está Jelani Liderazgo, Jelani Fiera y ahora falta la otra. ¿Qué nombre le ponemos? Pensé en Monique. Es mi segundo nombre, y me lo puso mi papá. También es como un nombre que siempre me ha sonado tierno. Tierno en el sentido de que hay nombres que suenan fuertes cuando los pronuncias como PAULA o FILOMENA, Monique me suena como ANA o LUCIA. Cuando digo esos nombres me imagino a una persona que les corresponde al sonido de su pronunciación. Ya sé que es una de mis habilidades supernaturales imaginarme escenarios con el sonido que tienen las cosas en mi cerebro, pero espero que puedan comprender mi punto. Pues les presento a Monique


Monique será la que se va a enamorar y se va a dejar guiar en este proceso luego de que Jelani Liderazgo y Jelani Fiera hagan el filtro correspondiente, llegará Jelani Monique y será esa linda mujercita que deja que le recojan el pañuelo y le den un beso en la mano cuando se lo entregue.

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