ME HA TOCADO SER ROMÁNTICA CONMIGO

10.08.23

¿Qué tan psicótico es ser romántico con uno mismo?Invitarse un café, ver la luna solo, ver el amanecer, tomar una copa de vino. Regalarse un postre. Ir a un restaurante bonito. Ir al cine solo. Entre otras cosas que sé que varios han tenido que hacer solos… mi selección de palabras “han tenido que…” ya les hace pensar que estoy sesgada hacia la idea de que hacer cosas solo viene acompañado de algún sentimiento negativo. Como si la soledad fuera mala. ¿Pero, lo es? Quizá lo es si se mantiene como estado permanente en la vida de una persona. O si se extiende por mucho tiempo.

Los seres humanos somos encontramos muchos beneficios en asociarnos, y el hacerlo con éxito nos abre múltiples oportunidades. Estar preparado para la oportunidad es clave, pero tener quien te la brinde es crucial. Tomando esto en cuenta pues, queda claro que pienso que tener a personas a nuestro alrededor es muy importante, pero sentirse bien con uno mismo y sus pensamientos cuando estamos solos lo es más. Me he dado cuenta que cuando estoy sola llego a romantizar todo lo que hago. La comida me queda mejor, me regalo más cosas y escucho boleros. Consumo licores sabrosos y le encuentro la exquisitez a todo lo que se me acerca. Me ha tocado ser romántica conmigo misma porque mi madre era romántica conmigo y cada vez que estoy sola, soy la única que me puede tratar como ella lo hacía. Ella se aseguraba que cuando yo tuviese que presentarme ante otros, me viera impecable de pies a cabeza. Si era necesario un cambio de look, se hacía. Y la ocasión era suficiente para merecerlo, así como tener ganas de un cambio lo era también. No hubo cumpleaños no celebrado, ni victoria no reconocida, ni algún otro proyecto al que no se le pudiera encontrar una manera de resolver sin mi empuje y sus ideas. La amé tanto que la aún la amo. No se me ha acabado el amor por ella. 

Quiero plasmar su legado en otras personas y siento que voy a descifrar pronto como hacerlo. Disfruto mucho esos días en los que escucho boleros. Esos días quiero hacer aromaterapia, quiero escribir, quiero bailar y comer rico. Esos días me siento que puedo abrazar a otros y transmitir paz. Esos días quiero calma y no quiero disgustos. Esos días quiero sentir la brisa que lleva el aroma de vela que acabo de encender. Quiero sentir la humedad del día. Quiero sentir la vibración de la voz del cantante de bolero y amargo de la bebida con la que decidí disfrutarla. 

La soledad es necesaria para que la compañía sea buena.